
Las causas de esta Segunda Guerra Médica fueron la derrota en la batalla de Maratón de estos mismos persas por los atenienses.
La pequeña fuerza comandada por el rey Leónidas I de Esparta bloqueó el único camino que el inmenso ejército persa podía utilizar para acceder a Grecia, en un ancho que no superaba los veinte metros (otras fuentes refieren cien metros). Las bajas persas fueron considerables, no así el ejército espartano. Al sexto día, un residente local llamado Efialtes traicionó a los griegos mostrando a los invasores un pequeño camino que podían usar para acceder a la retaguardia de las líneas griegas. Sabiendo que sus líneas iban a ser sobrepasadas, Leónidas despidió a la mayoría del ejército griego, permaneciendo allí para proteger su retirada junto con 300 espartanos, los cuales cayeron derrotados debido a que les rodearon.
Tras el enfrentamiento, la armada aliada recibió en Artemisio las noticias de la derrota en las Termópilas. Dado que su estrategia requería mantener tanto las Termópilas como Artemisio, y ante la pérdida del paso, la armada aliada decidió retirarse a Salamina. Los persas atravesaron Beocia y capturaron la ciudad de Atenas, que previamente había sido evacuada. Con el fin de alcanzar una victoria decisiva sobre la flota persa, la flota aliada atacó y derrotó a los invasores en la batalla de Salamina a finales de año.
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